jueves, 13 de diciembre de 2007

EXAMEN


EXAMEN TEOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN

SEGUNDO SEMESTRE


FECHA: LUNES 17 DE DICIEMBRE DE 2007

HORA: DESDE LAS 15:00 A LAS 21:00

ORAL Y FORMAL

LUGAR: OFICINA DIRECCIÓN FORMACIÓN GENERAL

martes, 13 de noviembre de 2007

LAS BIENAVENTURANZAS


EL SERMÓN DEL MONTE

Un día Jesús quiso dejar muy claro qué espíritu debía animar a sus discípulos para que pudieran colaborar, eficazmente, en la construcción de un mundo nuevo y feliz. Eligió, para ello, una ocasión en que se habían reunido varios centenares de discípulos en torno suyo. Buscó el lugar más apropiado para hacerse escuchar bien: una pequeña colina.

Lo cuenta así Mateo,

Jesús subió al cerro. Ahí se sentó y sus discípulos se le acercaron. Comenzó a hablar y les enseñaba así:
- Felices los que tienen espíritu de pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
- Felices los que lloran, porque recibirán consuelo.
- Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
- Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
- Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia.
- Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios.
- Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
(Mt 5, 1-10)


No fueron, ciertamente, frases propias de un agitador político, ni de un demagogo o fanático de la violencia. Tampoco había lanzado consignas para crear un movimiento subversivo en el país. Acababa de señalar el verdadero espíritu que debe animar todo auténtico cambio social.

Para que los discípulos de Jesús puedan transformar de veras el mundo en una tierra de paz, deberán ser pobres, pacientes, compasivos, amantes de la verdad y de la justicia, fuertes y alegres en las adversidades.

Seguramente los discípulos quedaron sorprendidos por estas enseñanzas que acababan de oír de labios del Maestro. Él los estaba llamando a cambiar radicalmente en su manera de ser y de pensar. En adelante, ya no podrán ser como la mayoría de la gente, cuya meta en la vida es el dinero, el poder y el bienestar material.

Es discípulo de Jesucristo todo aquel que le da su adhesión personal, acoge de veras sus enseñanzas y conforma la propia conducta a sus ejemplos.


EL PAPEL DE LOS DISCÍPULOS

Si alguien pensó que Jesús daría por terminada aquella reunión, después de proclamar las ocho Bienaventuranzas, se equivocó. Su intención era instruir largamente a sus discípulos. Mateo ha recopilado estas instrucciones en los capítulos 5, 6 y 7 de su Evangelio y llevan el nombre de Sermón del Monte.

Les continuó diciendo:

"Ustedes son la sal de la tierra. Y si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le puede devolver el sabor? Ya no sirve… Ustedes son la luz del mundo. No se enciende una lámpara para ocultarla, sino para ponerla en un caldero a fin de que alumbre a todos los de la casa. Por eso, que la luz de ustedes brille ante los hombres, para que ellos vean sus buenas obras y den gloria al Padre de ustedes que está en los cielos" (Mt 5, 13-16)

Los discípulos no habían pensado que el Maestro les confiaría a ellos una misión. Creían que su único compromiso con Jesús sería aprender su doctrina. Ahora, en cambio, se dieron cuenta que también les correspondería darla a conocer, y en primer lugar, con su propio ejemplo de vida. ¿No era eso lo que les acababa de decir, al compararlos con la sal y la luz?


JESÚS VIENE A PERFECCIONAR LA ANTIGUA LEY

Lo que más impresionó a aquella multitud fue la autoridad con que Jesús enseñaba. De ninguna manera se limitaba a repetir lo que decían los demás rabinos del país. Jesús hablaba como quien tiene mayor autoridad que todos los antiguos profetas de Israel. Varias veces repite la siguiente expresión:

“Antiguamente se dijo a los antepasados… en cambio, yo le digo…”

Esta manera de enseñar causaba una gran conmoción entre los presentes. Hablaba con tal fuerza y seguridad que nadie se atrevía a rebatirle. Al enseñar Jesús todos sentían la misma impresión: la de estar escuchando a un nuevo Moisés que venía a dar nuevas leyes a su pueblo.

Jesús notó la extrañeza con que muchos lo miraban y escuchaban. Es por eso que exclamó:

"No crean que yo vengo a suprimir la Ley de Moisés o lo que enseñaron los profetas. Al contrario, vengo a llevarlo todo a su perfección." (Mt 5, 17)

Algunos se escandalizaron de la actitud de Jesús que se atrevía a cambiar algunas normas de conducta que los israelitas atribuían directamente a Dios. También hoy en día ocurre lo mismo entre aquellas personas que se escandalizan porque algunos pretenden “cambiar la religión”. No nos olvidemos que el Dios Vivo va conduciendo progresivamente a los seres humanos hacia una mayor madures espiritual y moral. ¿No es normal, entonces, que algunas leyes pierdan su vigencia y den paso a otras, más adecuadas al nuevo período de la historia que nos toca vivir?


En esta línea y con esta intención, el Maestro de Galilea fue puntualizando ciertos cambios:

* A ustedes se les dijo: “no matarán”,
Yo les digo que ni siquiera deben enojarse con el prójimo;

* A ustedes se les dijo: “no cometerán adulterio”,
Yo les digo que no deben aceptar ni un mal pensamiento al respecto;

* A ustedes se les dijo: “ojo por ojo y diente por diente”, es decir, que es lícito vengarse del prójimo,
Yo les digo que no hagan mal al malvado;

* A ustedes se les dijo: “amen a su prójimo y odien a su enemigo”,
Yo les digo “amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores”.
(Mt 5)


Muchos de los que escucharon estas palabras sintieron una profunda alegría. Vieron cómo se les abría por delante un camino nuevo, distinto de aquel que enseñaban los rabinos y fariseos del país. Era un camino abierto al amor y a la fraternidad universal. Al notar Jesús esta reacción positiva en muchos de los presentes, los convidó animadamente a avanzar por el camino de la perfección:

"Sean perfectos ustedes como es perfecto el Padre que está en los cielos" (Mt 5, 48)

Pero no faltaron algunos que se mostraron disgustados, ante las palabras de Jesús, murmurando entre sí: ¿Quién le ha dado autoridad a este hombre para que cambie las leyes dadas por Moisés y por los profetas?...

Poco a poco iban surgiendo los primeros enemigos del Maestro. Éstos no descansarían hasta acallarlo, clavándolo en una cruz…
PARA REFLEXIONAR

+ Lee atentamente las palabras del profeta Ezequiel (capítulo 36, 25-30).
El profeta nos anuncia que habrá paz entre los hombres y pan en abundancia cuando tengamos verdaderamente, un corazón nuevo, libre de pecado.
Nuestros errores e irresponsabilidades son causa del clima de inseguridad, escasez y miseria que muchos padecen. ¿Te has dado cuenta, entonces, por qué es tan importante purificar el corazón?

+ Si tú te esfuerzas, de veras, por vivir según las enseñanzas de Jesucristo, entonces serás buena sal y buena luz en tu medio. La autenticidad de la Fe cristiana constituye un hermoso ejemplo que invita a otros a creer en el Señor y en su Evangelio.
¿Te parece que eres sincero en tu fe? No es fácil responder a esta pregunta, pero, bien vale la pena reflexionar sobre ello.

+ Las palabras de Jesús alegraban a quienes las escuchaban. Él no quería, ni quiere de ninguna manera, imponer pesadas cargas a nadie. Al contrario, señala a sus discípulos un camino de liberación.
Si te ha parecido, alguna vez, que ser cristiano es algo aburrido, pesado, o complicado, ten por seguro que te han enseñado otro camino y no el de Cristo. ¿Por qué suele ocurrir esto?

CUESTIONARIO LOS CORISTAS


CUESTIONARIO: LOS CORISTAS
PLAZO: 18 DE NOVIEMBRE

A partir del film visto en clases, “Les Choristes” (Los Coristas) del director Christophe Barratier, responda el siguiente cuestionario:

1. ¿Qué tipo de liderazgo ejerce Clément Mathieu en medio de sus alumnos en el orfanato-reformatorio?

2. ¿En medio de qué contexto social se desarrollan los hechos?

3. ¿Qué función pedagógica y espiritual tiene la formación del coro?

MATERIAL SOLEMNE II

LA NUEVA SITUACIÓN CULTURAL DEL HOMBRE
EL PASO DE LA MODERNIDAD A LA POSTMODERNIDAD



INTRODUCCIÓN

El Papa Juan Pablo II puso de manifiesto un desafío urgente para la Iglesia: el diálogo con el mundo no creyente a partir de un lenguaje común. Pero para realizar un diálogo profundo es necesario conocer con hondura al interlocutor. El mensaje cristiano debe ser anunciado y establecer un diálogo con el mundo. Por ello que se hace necesario, primeramente, conocer al hombre en su actual situación: en el modo que tiene de comprender su entorno y las percepciones que tiene de sí mismo. Es necesario conocer las líneas maestras de sus procesos culturales, buscando conocer y comprender su pensamiento. Sabemos que el hombre de hoy está marcado por el avance de la modernidad y el desarrollo de un nuevo proceso cultural denominado, hasta ahora, postmodernidad.

La fe debe ir al encuentro del hombre en su realidad histórico cultural, de tal modo que desde la fidelidad a la revelación podamos dar fiel, nuevo y ardoroso testimonio de nuestra fe, cuyas verdades sobre el hombre y el mundo, son una verdadera respuesta de sentido a un mundo que se debate en la búsqueda entre el sentido y los dominios del sin sentido.

La filosofía como producto del desarrollo del pensamiento racional es el vínculo de diálogo; quizás uno de los últimos puntos de encuentro. El hombre necesita sentido, razones que le atraigan y lo seduzcan. La fe posee estas razones: los cristianos la vivimos y se requiere que las testimoniemos. Juan Pablo II escribió una carta encíclica llamada “Fides et Ratio” (del que hemos hecho varios cuestionarios). En este documento hace una invitación a confiar en la capacidad de la razón, es un volver a creer en el hombre, libre de miradas prejuiciosas. Se hace necesario que la filosofía y la teología dialoguen sinceramente. Cuando la razón y la fe se apoyan, ambas se abren a nuevas posibilidades que originan un océano de nuevas oportunidades.

Es urgente la búsqueda de comprensión de las líneas maestras del pensamiento humano. Ello se comprende especialmente en la revisión de dos momentos claves de la actual cultura: la modernidad y la emergente postmodernidad. Desde allí se puede intentar una reflexión acerca de la fe y la razón siguiendo las líneas maestras del documento “Fides et Ratio”.


POSTMODERNIDAD: LA COMPLEJIDAD DE UN INTENTO DE DEFINICIÓN

El tema en sí es muy discutido en los diversos ámbitos intelectuales. Aún no hay consenso acerca de qué es lo que entendemos por postmodernidad. Esto refleja lo complejo que resulta definirla. Sin embargo, es bueno intentar una aproximación pues el tema comienza a estar presente en la vida del país de muy diferentes formas; y con muchos matices e intensidades.

Los tiempos modernos son definidos por la palabra “moda” utilizada por Jacobo Rousseau al dejar de conceptualizadas una serie de manifestaciones del pensamiento que a partir de fines del siglo XV habían comenzado a colocarse de moda y que tuvo una clara posesión en el hombre del siglo XVII y XVIII. Esta influencia de la modernidad permitió el desarrollo de un tipo de sociedad cuyos principales acentos se dieron en Europa, principalmente en los países de tradición Anglo, Bávara y Nórdica.

Hoy muchos intelectuales piensan que esta forma cultural ha concluido. El tiempo moderno para muchos ha terminado, porque los principios regentes de este período cultural han sido cuestionados y han entrado en crisis, dando paso a otros nuevos que aún no se vislumbran con total claridad. Algunos piensan que este fin estaría marcado entre los años 1968-1970 con el movimiento estudiantil de París, como la manifestación de las últimas utopías modernas, como el último intento de lucha a partir de una razón ideológica. Desde este momento se daría inicio a una nueva época.

Conviene también destacar que otros investigadores piensan que lo postmoderno no tiene un inicio ahora; sino que más bien siempre ha estado presente como un contrapunto (o un espejo al revés) de la cultura dominante.

Como se puede advertir no hay un consenso en determinar el inicio de la postmodernidad, como tampoco en precisar los caracteres definitorios de este proceso.

La postmodernidad habría surgido por un cansancio de tres siglos al modo de imperar que tuvo la razón en el desarrollo de la vida social, en las ciencias y en el arte, a pesar de todo el progreso que ésta trajo (hubo admirables progresos, también se dieron admirables formas de terror, guerras mundiales, violencia racial, terrorismo, corrupción política, caos ético, violencia social, genocidios raciales).

A partir de la segunda mitad del siglo XX se habría comenzado a perder ese deseo de seguir ahondando en el hombre como ser individual y racional. Que se convirtió de “época de las luces” a centro de la reflexión “especulativa”. Así la búsqueda de identidad existencial en la propuesta de megaproyecto que antes había permitido arriesgar y dar la vida es ahora abandonada, ya no es posible creer en ella.

Se hace necesario, aunque sólo pueda hacerse a modo de síntesis, una revisión de las líneas que marcaron el pensamiento moderno.


LOS RASGOS SOBRESALIENTES DE LA MODERNIDAD

Los rasgos más clásicos de la modernidad los podemos resumir en los siguientes aspectos:

1. Exclusividad de la razón para conocer: Sólo el proceso racional sometido a juicio de la comprobación tiene acceso a la Verdad. El conocimiento derivado de la Fe, la tradición, son meras intuiciones no comprobadas por lo cual no pueden ser objeto de verdadero conocimiento científico (Kant).

2. Traducción del conocimiento a un lenguaje físico matemático: Galileo Galilei dijo que el Universo estaba escrito con lenguaje matemático. El hombre descubre y desarrolla las matemáticas y la geometría; descubre que es posible describir, desarrollar y predecir matemáticamente procesos naturales. Se desarrolla un culto a la objetividad de los conocimientos, libre de toda subjetividad, ajeno a lo real. Lo subjetivo no cuenta.

3. El conocimiento verdadero es posible comprobarlo experimentalmente: surge el método científico como el proceso que ordena la observación, la experimentación y la comprobación de una hipótesis. El verdadero conocimiento debe someterse a estas pruebas de rigurosidad científica. La poesía y las artes no pierden lugar, en cuanto a la elaboración mental de ellas, pueden ser comprobadas y apreciadas sensiblemente por todo el mundo. Pierden su espacio como conocimiento cierto la teología y la filosofía. Entran en el campo del conocimiento no científico, sino que especulable.

4. Libertad incondicional del hombre: este es uno de los principios claves junto a la razón. El hombre posee libertad incondicionada para dirigir su destino. Se combate cualquier forma de sometimiento (monarquías absolutas, poderes religiosos, económicos, clases sociales). El hombre puede darse a sí mismo su propio marco regulador. Se inician los principios de la parcelación de la ética. El hombre cree en la posibilidad de la libertad como criterio absoluto. Comprende esencialmente la libertad como un “libre de”.

5. Rechazo a la cultura oral: Se rechazan todas las formas de tradiciones populares (mitos, supersticiones, creencias religiosas) porque empañan la lucidez de la razón y constituyen “opio para el pueblo” (Marx). Es la religión la gran causante de procesos frustrativos del ser humano, impidiendo el gozo de la libertad. La religión es un padre severo que ha traumado a su hijo (Tótem y Tabú, Freud).

6. La Democracia: el redescubrimiento del sistema democrático como el mejor gobierno que permite hacer sentir la voluntad del pueblo se fue imponiendo por medio del pensamiento ilustrado. Se produce el surgimiento de los estados libres y la formación de las repúblicas. Se concibe la democracia como la mejor manera de gobierno.

7. Secularismo: Descartes colocará en el trono de la total autonomía a la razón, incluso es necesario el ejercicio de la razón para descubrir la propia existencia “cogito ergo sum”. La luz que emite la razón pura no requiere de nada más para brillar.
La razón comienza su dominio en los ámbitos físicos, matemáticos y biológicos. Consigue prodigios de conocimiento y descubrimientos asombrosos que hacen mirar lo pasado como un negro período de oscurantismo. El proceso de valerse la modernidad por sí misma por el uso de la razón, da inicio a un proceso de secularismo. De esta forma el destino último del hombre no se juega en un ambiente de trascendencia (discurso de la fe), sino en un ambiente inmanente, temporal, con una rendición de cuentas a nosotros mismos.
El afán secularista llevó a buscar explicaciones de rigor científico a todas las respuestas hasta ahora sostenidas por la fe. La creación como una procesión de evolución y selección natural (Darwin), la historia como una realidad dialéctica (Hegel), la perfección de la sociedad como un mundo igualitario (Marxismo Dialéctico, Marx), la religión judeocristiana como un mito de trauma paterno (Freud).

8. Parcialización del conocimiento: El conocimiento se parcializa, la realidad del sujeto se hace distinta del objeto (alma y cuerpo, separados; conciencia, inconciente, estructura y superestructura). El cuerpo se transforma en una máquina biológica susceptible de ser estudiada. Las ciencias van especializándose de tal manera que se van creando subespecialidades.

9. Superioridad absoluta del hombre: Hay una fe en el poder absoluto del hombre; puede cambiarlo todo ayudado por la razón. La razón comienza con la elaboración de nuevos metarrelatos, es decir, las ideologías que plantean en definitiva la posibilidad de un paraíso terrenal. Surgen el capitalismo, el marxismo, el anarquismo. A lo largo irán surgiendo sus portavoces: Lenin, Stalin, Hitler, Mussolini. El ideal moderno se ha expresado en estas ideologías que en su gran mayoría fueron causantes de millones de muertes de seres humanos.

10. Rigor del pensamiento: La razón impuso a la modernidad una actitud fuerte y profundamente reflexiva frente a todo. El rigor de la duda metódica es aplicable a todas las esferas del conocimiento. El serio rigor científico impuso un modo de pensar duro, abstracto y metódico.

11. La fe como una cuestión privada: La fe queda reducida a una expresión privada, ligada a una superstición ancestral. No permite el avance e igualdad de los hombres pues se une a formas de poder de clase (Marx). Por otro lado, algunos la favorecen no por convicción, sino por conveniencia: el pueblo permanece sujeto a una regulación ética. La fe, en definitiva, sólo puede interesar en cuanto propone una ética de convivencia social.

12. Etnocentrismo: Por último, podemos decir que otra característica de lo moderno es su etnocentrismo. El desarrollo científico y técnico se impuso en el mundo europeo y norteamericano. De este modo todo pueblo que quiera pertenecer a la cultura superior debe asimilarse a los países de cultura imperante. Los países fuertes imponen sus costumbres y se transforman en modelos culturales, sin sometimiento al cuestionamiento ético de sus actos.


LOS RASGOS MULTIFORMES DE LA POSTMODERNIDAD

Es muy difícil plantear en forma definitiva las características de este tiempo, pero podemos intentar ilustrar algunas hasta ahora de sus expresiones más características.

1. Pérdida de vigencia de las ideologías: Los metarrelatos o utopías han sido abandonadas. Toda la ilusión de construcción de una mejor sociedad que ellas planteaban (sociedad socialista en vías del comunismo, nacionalsocialista, liberalista y capitalista) han ido cayendo al no ser la respuesta que se creía que sería. Es significativa la caída del muro de Berlín en 1989 como testimonio de estos derrumbes del pensamiento utópico humano. Estos relatos en cuanto son metas a demasiado largo plazo, no son considerados como posibles. No son inmediatas.

2. Ciencia práctica no teórica: El interés por la ciencia sigue vigente pero no en cuanto tal, si no en cuanto ésta pueda contribuir al bienestar del ser humano en confort, salud y placer. No interesa darles fundamentos teóricos, ni filosóficos, ni éticos. La ciencia no ayuda en el proceso de liberación humana, sólo es instrumento de productividad y consumo.

3. Búsqueda del hedonismo: El placer es la única forma que tiene la persona para sobrellevar el hastío rutinario de la vida. Vivir el “Carpe diem” es gozar sin preocupaciones a largo plazo. La vida es ésta y no hay otra. Se comprende el placer como la satisfacción en diversas situaciones como la única posibilidad de sentir bienestar. Es una satisfacción ligada directamente a los sentidos. Un proyecto de felicidad a largo plazo es mirado con recelo, y no existe la voluntad de permanecer en la búsqueda de un bien arduo y mediato. Se busca alcanzar el bien más cercano y que exija el menor esfuerzo posible. Conviene desde este punto de vista disfrutar sin reservas todo lo que produzca gozo. Con ello también se hace todo un esfuerzo por eliminar el dolor, ocultarlo y negar la realidad de la muerte. La muerte es ocultada por un maquillaje negador (cementerios parques, casa de la muerte, maquillajes, etc.)

4. Creación de las microéticas: Hay una preocupación por la casuística. Se resuelve no por criterios de verdad objetiva, sino por consenso de mayorías, que puede o no ser coincidente. La postura de principios es regulada por pluralismo sin coherencia. Se intenta responder a cada una de ellas a través de éticas particulares o casuísticas (microéticas).

5. Conocimiento superficial y subjetivo: El principio de incertidumbre de la física y la relatividad del tiempo, con la caída de las concepciones de la física clásica fueron un marco para la postura de la imposibilidad del conocimiento objetivo de las cosas. Se hace necesario un consenso en el conocimiento de las cosas. Todo conocimiento es superficial. La búsqueda del porqué y del sentido final se ha abandonado. Una concepción global no interesa. El conocimiento reinante es el de tipo funcional.

6. Poco respeto por el valor de la vida humana: Las guerras mundiales, las masacres raciales y otros, fueron dando testimonio del poco valor que el hombre tenía por la vida. La Declaración Universal de los Derechos Humanos se convirtió en el último bastión de defensa del Hombre. Sin embargo, son los más débiles del proceso de desarrollo humano los que están expuestos al arbitrio de vida o muerte por parte de la sociedad: en el inicio de la vida todo el proceso de manipulación genética, fertilización in Vitro, clonación, eugenesia, aborto; en la edad avanzada eutanasia y distanasia. La vida no tiene, como en otras épocas, valor sagrado en sí, más bien su valor depende de la capacidad de gozarla o que no se tenga, son los discapacitados, los enfermos y los que poseen trastornos genéticos los que tienen una vida más vulnerable a procesos de manipulación y selección. Ha dicho un investigador llamado Singer que “la vida de un cerdo sano es mucho más respetable que la de un niño con Síndrome de Down”. La vida queda sometida a los criterios del utilitarismo.

7. La vida no tiene metas heroicas: La felicidad no es una meta anhelada como en otro tiempo. Se sabe y se asume una trivialización de la vida. De tal forma que la felicidad y el acto heroico por conseguirla está ausente; es mejor vivir la vida sin la preocupación del destino final, del horizonte que enmarca la vida. No se puede arriesgar la vida pues no hay un horizonte de sentido para ello.

8. Desaparece la diferencia en el conocimiento entre objeto y sujeto: Como postulaba el realismo, el sujeto aprehende, a través de un proceso de conocimiento al objeto y, realmente logra un conocimiento objetivo y verdadero del mismo. Ahora se duda. Los objetos comienzan a interactuar con el sujeto. Hay objetos creados por el hombre como la televisión y la informática que influyen sobre el hombre, disponiéndolo a una forma de percibir y reaccionar (hay buenos ejemplos de esto en la experimentación del sistema nervioso humano).
Por otra parte, los principios de incertidumbre, el abandono de los axiomas a priori, la relatividad de la física clásica de Newton, las diferentes posturas del proceso de conocimiento, hacen dudar de un conocimiento real de las cosas. La verdad objetiva en sí no existe. Esta es una “ficctio mentis”. Lo que existen son las verdades parcializadas y subjetivas. La verdad entonces surge como un producto del consenso.

9. Consenso pseudodemocrático: Parece ser que el consenso es una medida para toda toma de decisiones. No se parte de postulados o principios ideológicos, sino que cualquier postura es particular o representativa de un grupo. Esta verdad debe ser sometida al veredicto de los otros, para determinar la convivencia de la misma y sólo así será aplicable. Los principios como fuente de verdad, si no son de gusto del grupo dominante no son aprobados porque el principios por sí mismo no vale, es relativo al gusto o no del pueblo elector. La democracia experimenta la fragilidad del sometimiento de la influencia de los “sentimientos populares” que son manipulados por los medios de información social.

10. Búsqueda de una trascendencia inmanente: En el ser humano hay un ansia y una búsqueda de lo bueno, de lo verdadero y lo bello. El espíritu humano busca alzar el vuelo de la contemplación de la verdad que da sentido y ordena la existencia hacia un norte claro. El hombre actual tiene esta sed de trascendencia que en su búsqueda de satisfacerla se orienta hacia el esoterismo, la magia, la consulta astral. También se ha hecho fuertemente influyente la meditación y la filosofía oriental que intenta un conocimiento hondo del sujeto, haciéndolo capaz del autodominio, pero no necesariamente de un diálogo trascendente.

11. Rechazo a toda forma de dogmatismo y fundamentalismo: El hombre actual es muy sensible a la imposición de alguna idea. Cualquier estructura que posea un orden axiomático o de verdades que deben aceptarse sin el uso directo de la razón, es rechazada. Sin embargo, resulta paradójico que mientras esto ocurre, surgen por diferentes lados grupos fundamentalistas y dogmáticos que generan fuertes adhesiones, aunque temporales. El hombre siempre está requiriendo de un postulado desde donde partir. Muchas de las adhesiones a grupos fundamentalistas se deben al hecho de que éstos presentan proyectos totales que son respuestas a inquietudes profundas.

12. Dominio de lo emotivo sobre lo racional: El cansancio por la vía de exagerada racionalidad, llevó a una búsqueda por experimentar la realidad a través de los sentidos, obviando cada vez más a la razón. La gente común se mantiene en aquello en que “se siente bien”. Sentirse bien es un postulado básico para el desarrollo de cualquier actividad. Una vez que no se experimente la sensación de bienestar y, sin mayor dificultad, se deja aquello que se realizaba. El principio del acto de la voluntad convencida por la razón está alejado de la mentalidad común. Julián Marías enseña que una de las grandes enfermedades del siglo XX radica en la voluntad, que experimenta una debilidad profunda a dejar de ser educada en las nuevas generaciones.

13. Inestabilidad y temor a lo permanente: Se experimenta un temor cultural a lo que pueda ser permanente, prolongado indefinidamente en el tiempo. Se experimenta perplejidad frente a los compromisos de estabilidad. En la base hay un profundo temor al fracaso y miedo al compromiso. Se ha perdido la capacidad de vinculación por la debilidad que se experimenta en la voluntad, que no logra adherir con vitalidad a los compromisos de grandes causas: matrimonio, vida religiosa, etc. Estas vocaciones entran en crisis.

14. Procesos de transculturación y pérdida de la identidad: El avance de los medios de comunicación y formas de transportes, van contribuyendo a un fuerte intercambio cultural, donde se van imponiendo patrones culturales de los ambientes más dominantes del conjunto social. Se va construyendo un modo de sociedad donde las culturas propias entran en crisis (lenguaje, ritos, tradiciones, etc.) A ello se va agregando una disminución de la capacidad de vinculación histórica. Así los hechos históricos de una nación progresivamente van perdiendo vinculación e identidad con los sujetos particulares.

15. Procesos de creciente globalización: El proceso acelerado de globalización va haciendo del planeta una “aldea global”. Es un proceso en el que se van uniendo y estructurando formas de organización que van más allá de estados particulares. La interacción de todos los sujetos va perfilando un nuevo modo de relaciones sociales, económicas, políticas, etc.


CONCLUSIÓN

Intentar vislumbrar lo que es la actual sociedad humana es complejo, y más aún buscar perfilar lo que será la sociedad del nuevo milenio. Estamos en un momento importante de gestación del nuevo orden social. Sabemos que estos procesos implican un largo período de tiempo y que por la rapidez creciente de las acciones humanas no es fácil poder percibir cuáles son los fenómenos permanentes.

Es importante reconocer que estos procesos sociales y humanos tienen una complejidad propia muy rica, pues se entrecruzan muchos elementos que son absolutamente positivos, pero que pueden ser muy negativos socialmente si se hipertrofian sobrepasando la armonía que deben tener con otros.

Para que la Fe cristiana o sus valores puedan dialogar con la razón y con todo lo que el ser humano es, proponiendo su concepción de hombre, de la naturaleza y de lo trascendente, requiere como nunca meditar serenamente en la comprensión de la humanidad. En ella está inscrita la sed del absoluto, pero muchas veces no sabe o no descubre que la tiene y trata de saciarle con alimentos parciales que la satisfacen temporalmente. La mirada del creyente sobre el mundo no puede ser condenatoria, sino que debe ser esencialmente dialogante, comprendiendo las muchas situaciones en sus raíces más profundas para desde allí iluminar con lo que el Evangelio de Jesús propone e invita a seguir…

jueves, 8 de noviembre de 2007

TRABAJO SOLEMNE


TRABAJO SOLEMNE TEOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN

1. El siguiente Trabajo Solemne corresponde a la Segunda Evaluación Solemne de la asignatura de Teología de la Educación. Gran parte del trabajo supone haber participado del Proyecto de Salida a Terreno del día 10 de Noviembre de 2007, a la Salitrera Humberstone.

2. Lo anterior no significa que aquella alumna que no asista a dicho proyecto no pueda realizar el trabajo que se presenta a continuación.

3. Para aquéllas que no opten a este trabajo serán sometidas a Evaluación Solemne programada ya en clases para la fecha y hora correspondiente.

4. En ningún caso se busca ir en desmedro de aquéllas que no participen del proyecto, ni en ventaja de los que se sometan a Evaluación Solemne; se ha buscado la forma de equilibrar las exigencias de ambas opciones.


PROYECTO SALIDA A TERRENO:

1. FICHA TÉCNICA Y TEÓRICA DEL SITIO VISITADO
PLAZO: 19 DE NOVIEMBRE

- NOMBRE DEL LUGAR
- FECHA Y HORA DEL REGISTRO
- DESCRIPCIONES TOPOGRÁFICAS Y CLIMATOLÓGICAS
- CROQUIS O DIAGRAMA O MAPA DEL LUGAR
- HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL SITIO

2. INVESTIGACIÓN
PLAZO: 26 DE NOVIEMBRE

Recopilar información acerca de la educación en las salitreras. Definir el perfil de hombre/mujer que se pretendía formar por medio del sistema educacional predominante y el currículum que existía. Entre otras, tenga en cuenta las siguientes interrogantes:
- ¿Qué importancia tenía la formación religiosa en la escuela pampina?
- ¿Qué papel tiene la Fe, como expresión del pueblo (Religiosidad Popular), en la vida pampina?

Finalmente, contraste los antecedentes recopilados con las características del “Modernismo” y el “Postmodernismo”. Presente informe con conclusiones.

3. TRABAJO PRÁCTICO
PLAZO: 3 DE DICIEMBRE

Confeccionar una presentación multimedia de imágenes para graficar la cultura religiosa de las salitreras. Agregue texto, música y cualquier otro recurso que Ud. crea pertinente para darle simbolismo y significado a su trabajo.


INFORMACIÓN IMPORTANTE:

- La actividad está programada para el día Sábado 10 de Noviembre de 2007.
- La actividad comienza con la partida de los buses a las 08:00, en la UST
- La llegada está programada para las 14:00, en la UST.
- Cada alumno debe pagar $1.000.- (mil pesos) para locomoción y $500.- (quinientos pesos) para el ingreso a la salitrera.
- Llevar agua para beber y alimentación para la jornada.
- Usar bloqueador.
- Llevar ropa acorde a las condiciones climáticas de la zona.
- Se puede llevar cualquier artefacto o material para poder realizar las actividades propuestas para el proyecto.

lunes, 29 de octubre de 2007

TRABAJO SOLLICITUDO REI SOCIALIS


TRABAJO “SOLLICITUDO REI SOCIALIS”

DESARROLLE EL SIGUIENTE CUESTIONARIO Y ENTRÉGUELO AL PROFESOR VÍA E-MAIL O IMPRESO HASTA EL 18 DE NOVIEMBRE DE 2007. PROCURE JUSTIFICAR Y ARGUMENTAR SUS RESPUESTAS, RESPETANDO LAS NORMAS DE ORTOGRAFÍA Y REDACCIÓN. USE LENGUAJE FORMAL.


1. ¿CUÁLES SERÍAN LAS RAZONES QUE JUSTIFICAN A LA IGLESIA PARA QUE SE “META” EN LOS PROBLEMAS SOCIALES DEL MUNDO?

2. HAGA UN ESQUEMA GRÁFICO DEL APARTADO: “PANORAMA DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO”.

3. ENUMERE LAS VARIABLES DE LAS CUALES DEPENDE EL PROGRESO DE LOS PUEBLOS.

4. ¿QUÉ PAPEL JUEGA LA EDUCACIÓN EN EL DESARROLLO HUMANO Y SOCIAL?

5. ¿POR QUÉ SE HABLA DE PECADO SOCIAL CON RESPECTO A LA SITUACIÓN DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO?

6. ¿QUÉ SERÍA, SEGÚN EL DOCUMENTO, LA JUSTICIA SOCIAL? ¿CUÁL ES SU PROPIO APORTE EN SU CALIDAD DE CIUDADANA DE LA HUMANIDAD?

7. ¿QUÉ APORTES PUEDE HACER UD. AL PROGRESO HUMANO Y SOCIAL COMO FUTURA EDUCADORA?

sábado, 20 de octubre de 2007

MATERIAL PARA SOLEMNE II

LO RELIGIOSO COMO RESPUESTA DE SENTIDO

EL SENTIDO DE LO ABSOLUTO

Se ha formulado que la religión es una de las experiencias que más determinan al ser humano. Se afirma que la religión constituye el núcleo de la cultura de un pueblo, pues desde ella se determinan horizontes y modos concretos de vida.

El ser humano tiene una profunda necesidad de sentido, que a su vez está exigida por su condición de racionalidad. El hombre debe responder a grandes interrogantes que demandan una postura: ¿quién soy, de dónde vengo, cuál es el sentido de vivir? Y por otra parte se experimenta en lo profundo del espíritu humano, un gran anhelo de trascendencia, de plenitud infinita; y a la vez experimenta dramáticamente su temporalidad, su finitud. El hombre es el único animal capaz de “pensarse” a sí mismo. Esto lo hace un ser abierto no sólo a las realidades que lo rodean, sino que también es un ser abierto a su propia realidad, la que se experimenta inacabada. Debe llenar de sentido la vida; sólo en esta actividad descubre su fin y el sentido de cuánto hace y es.

El sentido es una forma de dirección fundamental que determina y encauza las experiencias de la vida. Es una referencia a la totalidad que se parcializa en experiencias cotidianas. Así el sentido es meta, camino y orientación fundamental.

El sentido es una realidad que supera el actuar racional del hombre. El sentido es evocación de absoluto, y como tal, la experiencia humana muestra que no es posible encontrar sentido en la inmanencia del hacer humano. Estas siempre tienen finitud. Los grandes regímenes ideológicos han terminado destruidos o totalmente desarticulados por el desgaste de sus propios integrantes.

En la búsqueda del sentido se ha intentado dar respuesta desde diversas propuestas que se han realizado desde la filosofía. Entre estas propuestas tenemos las nacidas del positivismo científico: evolucionismo, evolución marxista, psicoanálisis freudiano. En la filosofía moderna están los postulados de Nietzche, Sartre y Heidegger. Podríamos decir que las principales búsquedas de sentido se han evidenciado en corrientes actuales como:

1. DETERMINISTA: marcada por una mirada pesimista del hombre. Todo está fatalmente determinado. Nada puede hacer el hombre contra su destino.

2. PSICOLOGISTA: Todo es producto de un proceso psicológico. Es la psiquis que determina todo lo humano. No hay un sentido en esto de libertad ni de determinación posible que no sea lo que enmarca la propia psiquis humana.

3. ECONOMICISTA: en sus diversas formas (marxista, comunista, capitalismo liberal). Es en el plano del orden de la distribución de la materia donde se determina el sentido y valor del hombre, que se cuantifica por su capacidad sólo de trabajo, en cuanto este transforma la naturaleza en producto de comercialización.

4. ESTATISTA: Doctrinas donde es el Estado el que determina el sentido del hombre y de la sociedad, asignándoles a los sujetos valores diversos según su adhesión al sistema ideológico imperante (doctrina de la seguridad nacional).

5. CIENTISTA: Sólo el avance científico permite determinar cuál es el sentido del hombre y determina su quehacer.

6. ANARQUISTA: la duda absoluta por el sentido, planteando más bien la ausencia total de sentido en la vida que se vive. El sentido como un postulado imposible que ha traído tragedia al mundo. La vida como una cuestión que no queda sino vivirla lo más placenteramente posible.

Algunos de estos modelos son muy propios en la actualidad. Muchos forman parte del pensamiento común de importantes segmentos de la población:

En esta búsqueda de sentido podemos decir que responde en definitiva al ansia que tiene el hombre de comprender y comprenderse pero en dimensión de absoluto, de totalidad. No se conforma con sentidos parciales. Su espíritu le exige un sentido total. Actualmente, esta búsqueda se acalla por el hedonismo, que sumerge al sujeto en el placer mediato, rápido. Sin embargo, el sujeto, pronto comienza a experimentar la insatisfacción en el placer y debe buscar otras formas de sustitución. Esto es lo que se experimenta en la búsqueda frenética de nuevos estímulos que vayan llenando las necesidades humanas de plenitud. Pero, por otra parte, asistimos a la construcción de una sociedad cada vez más vacía, despersonalizada y solitaria. Los medios de comunicación social, las mejores infraestructuras, el mayor bienestar, conviven con un crecimiento del sentimiento de soledad, de vacío, de pérdida que tiene el hombre y la mujer moderna. La depresión, se muestra como la enfermedad típica que denuncia en sus síntomas sus profundas raíces en las nuevas formas de cultura y convivencia humana.

El ansia de encuentro del hombre con la plenitud de su existencia es una inscripción honda en el corazón humano. En el interior de cada sujeto hay un anhelo de bienestar. Aristóteles afirmó que “todo hombre busca el bien”. Este bien es un concepto filosófico y antropológico importante. Es el bien como un encuentro de planificación que le permite el estar en la existencia armónica: bien-estar.


LA RELIGIÓN COMO RESPUESTA DE SENTIDO

Esta ansia de sobrepasarse a sí mismo del hombre la vemos expresada en el fenómeno religioso. La religión constituye un modo desarrollado por la humanidad donde busca e intenta encontrarse con aquello que anhela y que intuye que está más allá de él, pero que de alguna forma puede entrar en contacto real.

Es a través del proceso religioso que el hombre busca vincularse con aquello que requiere para la plenitud: la trascendencia. Este es un proceso de “re-ligarse”. Esta búsqueda (y la manifestación de este anhelo) tiene una inscripción en la misma naturaleza humana. Forma parte de la estructura arquetípica que comparte la humanidad como patrimonio común.

En este proceso religioso el hombre encuentra un conocimiento que le permite fundarse, orientarse y comprenderse. Por ello que este proceso constituye el centro de la cultura. En este conocimiento que adquiere construye la existencia y se abandona en sus postulados. Este proceso religioso no es necesariamente fe, sino que primariamente es apertura a lo trascendente.

El acto religioso es por tanto, una acción originaria de la totalidad de la persona. Este acto, según las culturas humanas, ha tenido diversas formas de expresión. El rito ha sido necesario porque en la categoría simbólica humana, la sociedad los requiere para expresar lo que el lenguaje no puede, porque supera la comprensión sólo racional del mundo y del hombre. Este acto religioso es personal y comunitario (individual y colectivo). Tiene la riqueza de tocar todo lo humano y elevarlo a una dimensión de infinito. Este acto religioso puede encauzarse desde su dimensión originaria de dos formas:

1. ENCAUCE TRASCENDENTE: la religiosidad es camino hacia la experiencia del encuentro con la divinidad.

2. ENCAUCE DEFORMANTE: la experiencia religiosa no se dirige hacia lo trascendente; sino que se encamina hacia lo temporal, a la práctica ritual sin contenido, a través de la magia y el esoterismo.

Lo religioso responde a una íntima estructura humana que le permite al hombre iniciar esta búsqueda de sentido para fundamentar su existencia. Actualmente, frente al proceso del ateísmo práctico, que es indiferente a la experiencia de Dios, o más aún, a la experiencia de cierta trascendencia, este fenómeno de intuición religiosa es encaminado a la búsqueda de satisfacciones rápidas. Es interesante destacar que sin embargo, en este período de la humanidad, la búsqueda de trascendencia se ve de alguna manera reflejada en la necesidad de encontrar respuestas, sentidos, etc.; y esto se realiza, especialmente, a través del surgimiento de las manifestaciones de religión esotérica, que intuye lo religioso, pero lo remite al campo de respuestas parciales y superficiales, que satisfacen por un tiempo, teniendo necesidad de iniciar una nueva búsqueda. Estas expresiones entran en el campo de la microética y de las formas de búsqueda individualista de lo religioso. En esta estructura, sin ritos definidos, ni estructuras de pensamiento, se inscribe el movimiento religioso del “New Age”. No constituyen, ni quieren ser estructuras claras y definidas. Todo es una experiencia que es ajustada y mediada por la experiencia y la convicción personal. La búsqueda interior sin estructuras objetivas externas, se constituye en el nuevo medio de expresar lo religioso (Es interesante la formulación de la religión en la postmodernidad y los desafíos del cristianismo en estos nuevos modos religiosos en el libro de José María Mardones: “Postmodernidad y Cristianismo. El desafío del Fragmento”).

Se vislumbra la perspectiva religiosa del hombre postmoderno en un nuevo patrón que se presentará como un desafío para el cristianismo y para otras grandes religiones monoteístas. Entre las principales características de lo religioso en el mundo de la postmodernidad podemos mencionar:

1. Una religión sin estructuras: se busca una formulación de lo religioso en el marco de la libertad espontánea, sin ninguna estructura que pueda competir con la libertad de los sujetos. De alguna forma, es una religiosidad que no vincula por lo estructural, sino sólo en el plano de lo sentimental. Las formas estructuradas son vistas como experiencias de dogmatismos, que son totalmente rechazadas.

2. Vinculante por lo afectivo: el grado de vinculación no está en la adhesión a sus postulados teóricos; sino más bien en la experiencia de empatía que se desarrolla hacia ella. La vinculación es esencialmente de carácter afectivo. Son las emociones las que moderan el grado de vinculación a la experiencia religiosa. La nueva comunidad religiosa, no se construye sobre una estructura ritual ni jurídica; sino esencialmente emocional.

3. Ligada a una moral abierta y creativa: lo religioso debe tener un componente que no enmarque dentro de patrones éticos rígidos. Se busca una moral sometida al consenso de los valores; y éstos tendrán diverso grados de valor, dependiendo del tipo de formulación que se haga de ellos.

4. Desligado de un modo propio de ser, sino con la posibilidad de muchos en su interior: Busca formular la posibilidad de muchas formas de existencias distintas entre sí, se puedan acoger los diversos pensamientos posibles. Es decir, lo religioso no como expresión de una utopía, sino que de varias a la vez (heterotopía).

5. Regulada por el primado de la experiencia: lo religioso ante todo como una experiencia individual, que se puede compartir en el grado de lo emotivo, pero que no se puede transmitir en el orden de lo racional. Se comprende lo religioso como una experiencia muy propia, y por ende, no puede tener meditaciones objetivas, sino aquellas, que el propio sujeto le quiera asignar.

6. El rito como una experiencia estética: el ritual es múltiple, no tiene patrones fijos, responde a las conductas del momento. No necesariamente se llena de simbolismo significativo, pero sí está ligado a una experiencia estética. Hay una búsqueda de armonía interna y externa que sea en definitiva placentera. Los rituales arcaicos son retomados en la medida que éstos respondan más a un patrón estético que significativo conceptual.

viernes, 19 de octubre de 2007

CUESTIONARIO SOLEMNE


1. ¿Qué es la Revelación Divina? Relacione el concepto con su propia experiencia de vida.

2. ¿Qué es la Fe? Relacione el concepto con su propia experiencia de vida.

3. Defina el concepto de Milagro y explique qué relación tendría con la educación.

4. ¿Cómo definiría y describiría la evolución de su propia experiencia de Fe?


(Entregar sólo hasta el Domingo 21 de Octubre de 2007, vía e-mail, indicando en el asunto la siguiente glosa: "Solemne: nombre completo").

viernes, 12 de octubre de 2007

SOLLICITUDO REI SOCIALIS


"SOLLICITUDO REI SOCIALIS"... ése es el nombre del próximo texto que leeremos y que tiene relación con la preocupación de la Iglesia sobre los problemas y desafíos sociales del mundo.




Con esta Carta Encíclica desarrollaremos un trabajo evaluativo que explicaremos en clases...


domingo, 7 de octubre de 2007

LAS VIRTUDES

El siguiente material es un resumen de lo revisado en clases acerca de la educación en virtudes, tomando en cuenta los desafíos del siglo XXI...

http://profesorveloz.googlepages.com/015.ppt

viernes, 21 de septiembre de 2007

Documento III para Evaluación Solemne

LA FE

La Fe, por ser una actitud tan a la base de la existencia humana y relacionarse con Cristo comprendido como el Mesías, hace quesea en muchos momentos muy difícil hablar de ella con profundidad. En el mundo actual resulta complejo hablar de la fe. Resulta para muchos un tema cuestionado, un código incomprensible y anticuado. Algunos han dicho que “el martirio de hoy es creer”. Se critica que muchos de los enunciados de la fe se encuentran lejos de la vida. La vida del hombre de hoy está marcada por una forma de ateísmo práctico que brota de una crónica indiferencia religiosa.

La Fe supone una iniciativa divina y una respuesta humana. “La iniciativa divina implica la revelación, a través de la cual habla a los hombres como amigo, movido por su gran amor y mora en ellos para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía” (Dei Verbum, 2).

La Fe es una actitud de adhesión a la verdad divina por la cual el hombre libremente se somete a lo que ha recibido por la Palabra escuchada. Esta es una obediencia que brota de la escucha (“ob audire”, seguir lo oído). Es por tanto, una opción fundamental por la cual se somete libremente el ser a una totalidad omniabarcante, y que le permite interpretar toda la vida. La Fe se constituye para el creyente en el criterio del discernimiento de todos los aspectos de su existencia.

La Fe constituye una verdad que sobrepasa nuestro entendimiento. Es una realidad que ilumina el corazón. Esta adhesión implica un acto de creer que no se construye sobre la base de elementos comprobables físicamente; sino sobre una verdad acogida en libertad. San Agustín decía: “la fe es creer lo que no ves”.


CARACTERÍSTICAS DE LA FE

1. Es un don de la gracia: La capacidad de adherir con toda la voluntad a la Palabra recibida es un don dado por Dios. Para dar esta respuesta es necesaria la gracia de Dios que auxilia, impulsando a la libertad humana para adherir. No se puede creer en Dios, si no le ha atraído.

2. Es un acto humano: El creer es también un acto auténticamente humano, pues implica libertad y el uso de la inteligencia. Creer no es un acto irracional, aunque la Fe no tiene su origen en la razón, esta hace razonable la Fe. La razón ayuda al hombre a hacer de la Fe algo creíble (El Papa Pablo VI tiene una frase muy lúcida al respecto: “…la fe no mortifica nuestro pensamiento, aunque no satisfaga su proceso natural, sino que lo habilita para un conocimiento, una certeza, un goce espiritual de grado superior al normal”).

De esta forma la Fe implica libertad, inteligencia y voluntad, todas capacidades propias del espíritu humano.

La inteligencia nos ayuda a descubrir motivos de credibilidad. Por sí misma no es causa para creer, pero coopera y dispone al movimiento de la Gracia. De tal forma, el acto de la Fe no es irracional o ciego para el espíritu. La comprensión de la Fe es realizada por el auxilio de la razón, y en la medida que se profundiza en su comprensión va creciendo la hondura de la Fe (San Anselmo de Canterbury, acuñó una definición clásica de lo que significa hacer teología, “fides quaerens intellectum”, la fe es desarrollada por la razón. Esta definición nos muestra la importancia que tiene la razón en el proceso de comprender la Fe. No es su origen, pero sí es su desarrollo).

San Agustín decía: “creo para comprender y comprendo para creer mejor”.

3. Es la aceptación de la persona de Jesús y su Salvación: El centro de la Fe cristiana es Jesucristo. Él es el Salvador. Así el creyente se abre al camino de salvación gratuita que se establece es Cristo. Y la certeza de la Fe está en la Pascua de Cristo. Su resurrección es el punto de anclaje de la Fe en Cristo. Es la confirmación de todo lo que Jesús hizo y enseñó (Cfr. 1Cor 15, 14).

4. La Fe tiene una dinámica de desarrollo: Se constituye por un proceso que es acorde al desarrollo humano. En la disposición natural de la razón, la libre voluntad, hay etapas y niveles diversos que van haciendo de la Fe un camino que va progresando en adhesión, profundidad de comprensión e intensidad de unión.

5. Es un misterio: No es posible creer comprendiéndolo todo. Siempre quedarán muchos elementos que no son posibles de comprender con total radicalidad. La Fe se afirma en una determinada certeza, pero que responde a la verdad de un Dios trascendente que está más allá de todas nuestras comprensiones totales; vislumbramos, nos acercamos. Hablamos en lenguaje analógico, pero siempre habrá un grado que no logramos abordar. A esto en la teología se le denomina “misterio de fe”. El proceso teológico va realizando esta maduración de la Fe, ahonda en la comprensión de lo revelado.

Este proceso de comprensión es siempre inacabado. Nunca tendremos de Dios una comprensión total, pues es una realidad que absolutamente sobrepasa la capacidad humana de comprender. Sin embargo, es posible que la teología vaya desarrollando pequeños pasos de comprensión que siempre tendrán sus limitantes históricas y culturales.

6. Es un acto de amor fiel: La Fe implica un acto de la donación del ser a la verdad oída. Esto es un acto de amor que responde al “amor primero” de salvación, el amor de Dios. Nuestra Fe se constituye en una verdadera respuesta de amor oblativo.

Es la entrega del ser a acoger en nuestra existencia, la misma existencia de Cristo. San Agustín decía: “Hoc est enim credere in Christo diluyere Christum” (Esto es creer en Cristo, amar a Cristo).

El amor es fidelidad; de este modo nos lleva a permanecer fieles a la fe recibida y acogida, comprometiendo todo el hombre.

7. Se expresa en el obrar y en la oración

Es en la oración donde la fe alcanza su mayor densidad, pues la oración es el acto del encuentro diagonal entre Dios y el hombre. Así la oración vive la plenitud de la Fe. Por otra parte la Fe exige una actitud de vida propia del hombre marcada por el ejercicio de las convicciones espirituales, pues la Fe no es una cuestión teórica, sino que de vital implicancia histórica. La Fe se expresa en obras que son la forma de cómo el creyente interviene la historia según los criterios de Jesús, el Mesías.

La Fe es un acto vivo donde los actos humanos se transforman en expresión de sus convicciones. El negar con la conducta práctica las convicciones de la Fe, se produce un decaimiento de la misma.

8. Es un acto personal y comunitario

La Fe es una comunicación personal en una doble vertiente: a) “es entre personas” y b) “involucra una respuesta personal”.

Cuando decimos que es entre personas implica a la persona creatura y al Creador, que es persona trinitaria. El hombre entra en comunicación de fe con la familia trinitaria. Es una comunicación donde se asiste con lo propio de cada uno: el hombre con su finitud y Dios con su omnipotencia cercana. La Fe inicia el diálogo con Dios Trinitario.

Por otra parte, es un acto personal: implica un vínculo de autonomía del ser. La adhesión la debe hacer la persona libre y voluntariamente. La Fe no puede ser producto de una presión social o familiar, pues constituiría una violencia a la conciencia. Exige ser asumida por la persona como adhesión donativa. Así la Fe que puede provenir por una experiencia familiar, pero debe ser confirmada por la persona como adulto con un mínimo de dominio de sí.

9. La Fe se manifiesta en obras

El encuentro del hombre con Dios produce un cambio (conversión). Este cambio se expresa en su ser (experiencia de la Gracia) y en su hacer (consecuencias de la presencia de la Gracia en su vida). La Fe es un acto que compromete toda la vida de la persona. No es un acto parcial. La Fe exige que sea sólo una formulación intelectual del creer, sino que debe expresarse en las diversas dimensiones de lo que el hombre es.


LAS DIFICULTADES HISTÓRICAS DE LA FE

Si realizamos una mirada del desarrollo de la vida de la fe en la experiencia de la vida cristiana, nos encontramos que en diversos momentos la fe cristiana ha experimentado tensiones cuyas raíces, tienen que ver con tres grandes aspectos:

a) RAZÓN
b) LIBERTAD
c) OBRAS

Las exageraciones a favor y en desmedro de algunos de estos puntos en su relación con la fe, han llevado a diversas formas de herejías y errores, de los cuales algunos de ellos han tenido un fuerte impacto en la vida de la Iglesia. A modo de una presentación resumida de estas dificultades de la Fe podemos mencionar lo siguiente.

a. FE Y RAZÓN

La problemática de cuánto hay de racionalidad en la fe generó dos posturas extremas.

El fideísmo, que se encierra sólo en la Fe, desconociendo toda intervención de la razón en el proceso de comprensión de la Fe. Esta postura ha generado diversas corrientes de variadas formas de tradicionalismos.

Una forma intermedia y compleja ha sido el gnosticismo que agrupa diversas formas de conocimiento iluminado y también formas de racionalismos. En la historia se ha dado de formas muy diversas. Es una postura ecléctica, donde junto al dato de la revelación se han codificado otros datos provenientes de religiones naturales, escuelas filosóficas, etc.

Resulta interesante decir aquí que principalmente en el siglo II y III la gnosis fue una forma muy popular de comprender la religión y que tomó muchos elementos del cristianismo para mezclarlos con las religiones esotéricas antiguas y otros provenientes de la filosofía griega. Un gran defensor de la pureza de la fe cristiana fue el Obispo Irineo de Lyon.

Actualmente, podemos decir que una nueva forma de gnosis se presenta en el ambiente y que puede afectar a círculos creyentes, nos referimos al “New Age”. Si bien sus formas son muy variadas, tiene la estructura de una experiencia gnóstica importante entre las nuevas formas culturales.

El otro extremo ha sido el uso desmedido de la razón, como capaz de solucionarlo todo en el ámbito de la Fe. Esto se ha denominado racionalismo de la Fe. Así, la Fe queda reducida a un simple proceso de relaciones y conclusiones lógicas. Podemos decir que ha generado lo que podría ser denominado “teología atea”.

b. FE Y LIBERTAD

Hay una pregunta no fácil de responder por la teología: En la Fe, ¿cuánto es don de Dios y cuánto es acción del hombre? La acción humana, ¿tiene libertad si está movida por Dios? Son preguntas complejas que han dado diversos modos de comprensión. Podemos decir que se han dado dos importantes posturas en este punto.

Una maximización de la libertad, representada especialmente por las posturas de Pelagio, quien era un monje del siglo V que desarrolló un muy fuerte debate entre las relaciones y determinaciones que se producen entre la Fe, la Gracia y la Libertad Humana. Fueron sus seguidores los que tomaron aún posturas más extremas. San Agustín será uno de los grandes opositores a estas doctrinas surgidas, denominadas pelagianismo y semipelagionismo.

La postura de Pelagio acentúa la libertad radical del hombre frente a Dios. El hombre en Adán hizo un mal uso de la libertad, pero el “buen ejemplo de Cristo al usar la libertad” le ha enseñado al hombre llegar libremente hasta Dios. De esta forma desconoce la necesidad de la Gracia para tener Fe, reduciéndola a una posibilidad que depende del libre querer humano. El Concilio Ecuménico de Cartago (año 418 d.C.) estableció que la Gracia es necesaria para la salvación, el perdón de los pecados y el ejercicio de la fe.

Otra postura ha sido la minimización de la libertad, representada por una postura de la doctrina de Martín Lutero. Para Lutero la corrupción del hombre por el pecado ha sido tan grande, que no es posible vislumbrar en el hombre ninguna capacidad humana para inclinarse hacia Dios. Sólo es la acción de la Gracia de Dios la que produce la salvación y el acto de la Fe. Por lo tanto, el acto de la Fe es un don, pero ¡donde el hombre el hombre no tiene ninguna participación libre!

c. FE Y OBRAS

El tema del hacer humano (obras) y la Fe, ha sido también un punto que ha generado muchas posturas complejas y difíciles. El problema radica en una pregunta: ¿Qué es primero, la Gracia o la Acción Humana? Por ello que este problema está muy estrechamente ligado al tema de la libertad y la Gracia. En este punto podemos mencionar dos posturas extremas.

La acción humana como principio está representada por el pensamiento de Pelagio: Es por un acto totalmente libre del hombre que éste adhiere a la fe, y esta adhesión produce, por las obras que él mismo realiza, la conquista de la Gracia. En otras palabras son las buenas obras humanas las que consiguen la Gracia de la Salvación por parte de Dios. La Fe sería producto de lo que el hombre conquista… Es una tarea que logra el hombre por sus propios medios.


Sólo el principio de la acción divina está representado por el pensamiento luterano. El hombre no tiene ninguna posibilidad de adherir a Dios. Dios es el que baja al hombre. La razón nada puede comprender y alcanzar de Dios. Sólo la Fe que es dada por Dios. Tiene una mirada muy pesimista del hombre. Las obras no tienen ningún valor en el camino de la Salvación. Dios llega con su Gracia y cubre por Fe lo que el hombre es: un ser corrompido por el pecado.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Documento II para Evaluación Solemne

LA REVELACIÓN

La fe cristiana se sustenta sobre una verdad que no es tomada de la razón o del descubrimiento de alguna información secreta; sino que se desarrolla a partir de una información que proviene de afuera de lo humano, es un dato dado por Dios mismo. Esta información es un dato de la Fe, que es revelada por Dios mismo al ser humano a través de un camino de salvación (Catecismo de la Iglesia Católica, 50 al 133).


CONCEPTO DE REVELACIÓN

Revelar (del latín “revelare”: correr el velo) es un proceso de comunicación de Dios al hombre y se realiza por iniciativa divina. Es “placuit Deo” un querer de Dios. En la revelación encontramos un designio amoroso de Dios, pues el hombre no podría nunca alcanzar el conocimiento divino.

Esta revelación tiene un doble contenido:

a) Lo que Dios es.
b) La manifestación del querer de Dios (Voluntad de Dios).

Dios en la revelación se manifiesta a sí mismo, y muestra lo que el hombre debe realizar en libertad para alcanzar la plenitud: la trascendencia. Pues la plenitud de Dios se encuentra en Dios mismo. Las respuestas a las más hondas interrogantes del ser humano están en Dios mismo, pues él es el único que tiene existencia y plenitud en sí mismo. La Revelación es “autocomunicación Divina”. El motivo de este proceso se inscribe en un acto de su propia voluntad divina. No es una obligación o una condición necesaria para Dios, es un acto libre, movido por el amor (Dei Verbum, 2).

La revelación es una autodonación, pues, al comunicarse, Dios sale de sí y se entrega en un acto libre. Esto es precisamente el amor, un acto de donación del ser libre y total. El deseo de Dios es que su creatura participe de su propia vida divina. El hombre ha sido creado para Dios y su ser no tendrá reposo hasta no encontrarse en el seno de Dios mismo.

Podemos comprender la Revelación como un camino de encuentro de planificación del hombre en aquél sentido absoluto, puede colmar sus ansias de eternidad. El ser humano no es divino, pero tiene el sello de su artesano, y tiende hacia Él, naturalmente. A este impulso de infinito que Dios ha puesto en el alma, sale Dios mismo como un padre al encuentro del hombre. A diferencia de la concepción aristotélica y platónica de Dios, el Dios cristiano sale al encuentro de su creatura por amor. Y en este encuentro le revela quién es y lo que el hombre libremente debe realizar para llegar a la plenitud de su existencia que es Él mismo.


CARACTERÍSTICAS DE LA REVELACIÓN

1. Es un proceso pedagógico.

La revelación es un proceso que va en un crecimiento de contenido. Se inicia con la misma. Ya en la Creación Dios revela su motivación. La Creación es testimonio de la voluntad de amor por parte de Dios. La Creación no es un acto de comprobación del poder de Dios ni la necesaria creación de seres que lo sirvan y lo alaben. Dios que es plenitud y existencia única, no necesita de estos elementos para ser Dios. Es, propiamente tal, un acto libre de donación en su acción creadora y es un acto de amor en la revelación de su propio ser a la creatura. No se desentiende de lo que ha brotado de sus manos creadoras.

Este proceso iniciado en el mismo momento de la Creación es progresivo, y en escala humana, y respetando el proceso del propio desarrollo del hombre, Dios va manifestando su querer y su persona. Por ello que podemos decir que Dios actúa con una especial pedagogía que nos va estimulando progresiva y permanentemente al hombre. Este proceso tiene su plenitud en Cristo, que es la palabra total que revela plenamente su querer salvífico y su propio ser (San Irineo de Lyon habla en varias ocasiones de esta pedagogía divina bajo la imagen de un mutuo acostumbrarse entre Dios y el hombre: “El verbo de Dios ha habitado en el hombre y se ha hecho Hijo de Hombre para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a habitar en el hombre, según la voluntad del Padre”, Contra los Herejes 3, 20, 2).


2. Se realiza en lenguaje humano.

En la Revelación Dios habla como un amigo (“amicus allquitur”. Dei Verbum,2) y esta invitación se desarrolla siguiendo el lenguaje humano. Dios se “abaja” para hablar la lengua de los hombres; y en la lengua de la simbología humana le muestra su rostro y su voluntad. Así, Dios habla con palabras y hechos, íntimamente entrelazados. Las palabras explican los hechos y clarifican el misterio contenido en los hechos (El término “misterio”, mysterion – mysterium, en la teología no se usa en relación a lo extraño, esotérico o incomprensible; sino a aquello que está ligado a la experiencia de Dios, que es comprendida, en parte, quedando siempre muchos aspectos que no se logran totalmente comprender. Así, el querer de Dios y su propia persona se va expresando en un lenguaje que sobrepasa el lenguaje teórico racional, y también entra en el lenguaje de la simbología que le permite expresar más allá de lo que puede comprender con las palabras. En este lenguaje se inscribe la liturgia)

En esta dinámica de comunicación en lenguaje humano, Dios va plenificando el desarrollo del espíritu humano. Por ello que si bien, por parte de Dios, el proceso de la Revelación se ha completado con Jesucristo, por parte del hombre su comprensión aún no acaba, pues continuamos en una dinámica de crecimiento y plenificación.

Este proceso de Revelación ha quedado expresado en el conjunto del lenguaje humano, de allí que para entrar en lo profundo de la revelación se hace siempre muy necesario poder comprender la simbología y las características históricas del lenguaje, sus contextos y matices expresivos.


3. Es personal y comunitario.

Este proceso de la Revelación se desarrolla en un encuentro personal. Dios se acerca al conjunto humano, pero no desconoce su individualidad. Así, Dios forma un pueblo para realizar el camino pedagógico de la Revelación, sin embargo, a la vez, entra en contacto personal con cada sujeto del Pueblo Elegido (Es interesante ver cómo en el proceso de la formación del Pueblo Elegido, Israel, Dios entra en relación personal con Abraham, Isaac, Jacob. Esto será una constante: Moisés, Josué, Samuel, David, etc. Esto resulta muy interesante de observar, pues en otras religiones antiguas, si bien hay testimonios de vínculos personales de sujetos con Dios (reyes, faraones, sacerdotes) no tiene la matriz de lo constante como se puede ver en Israel. Cfr: Gn 12-50; I Samuel 2; I Reyes 11; etc. Dice la Constitución Dogmática Dei Verbum, N° 3 “Dios creándolo todo y conservándolo por su Verbo, da a los hombres testimonio perenne de sí en las cosas creadas y, queriendo abrir un camino de salvación sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio”).

Este es el modo propio de Dios que entra en relación personal con el creyente a través de una relación dialogal. Dios dialoga como un amigo, como un maestro y como señor. En este modo de preceder hay de manifiesto una especial condescendencia de Dios hacia el hombre. Es estable una comunicación donde el hombre es invitado desde sí y se autocomprende desde la relación dialogante con el Creador.

Podemos afirmar que en esta comunicación dialogal, el hombre comprende el sentido de su propia existencia, se autocomprende y comprende se rol en la Creación y en la comunidad humana.


4. Es histórica.

La Revelación tiene la importante característica de ser histórica. Este proceso de automanifestación de Dios en lo que es y en su voluntad se realiza en el devenir del tiempo; y esto implica espacio, tiempo y libertad humana. De esta forma la historia es el lugar donde ocurre, donde se manifiesta el contenido y la prueba del mismo. Así, como dijimos que la Revelación se expresa en lenguaje humano, también se produce en el escenario humano. No es metahistórica (Los relatos mitológicos tienen la estructura de la metahistoria, se produce en un tiempo primordial, pero que no tienen la cronología del tiempo histórico. Estos relatos mitológicos son formas de comprensión de la realidad, pero no tienen enclave en el tiempo cronológico humano, sino en la experiencia de un tiempo del alma. El cristianismo no sólo posee el tiempo del alma; sino que tiene su raíz en la experiencia de la presencia histórica de Dios y esto es culmen en Dios hecho carne, Jesucristo), sino temporal. Dios se muestra en el escenario de lo que el hombre hace y piensa. De esta forma las coordenadas históricas afectan a la Revelación. Dios se somete a la modulación del proceso histórico humano. Así la constitución del pueblo de revelación ocurre en un tiempo, lugar y cultura propia. Lo que Dios quiera decir quedará expresado en esta codificación propia.

Es la historia humana el lugar de la epifanía o manifestación divina. La historia contiene esta manifestación, pero no toda la historia es manifestación de la revelación divina. La plenitud del tiempo se encuentra en la máxima manifestación de la revelación de Dios: el Verbo hecho carne, Jesucristo (Gal 4,4). Entonces, la historia humana se entreteje con el proyecto de revelación salvífica que tiene Dios para el hombre. Es la historia el lugar del discernimiento hermenéutico para descubrir el querer de Dios.


5. Su plenitud es Jesucristo

La centralidad de la Revelación y la plenitud de ella se encuentra en Cristo, el Mesías. La encarnación de Cristo, la segunda persona de la Trinidad divina, es el Logos o la Palabra Eterna de Dios. Dios se comunica con máxima plenitud cuando el Verbo o Logos se encarna en el vientre de María de Nazaret, la Virgen Madre. Es en Cristo hecho carne, Cristo Jesús, cuando Dios llega a la plenitud de su autodonación. En Él revelará su propia persona: Dios hecho carne y su voluntad, la Salvación. Dios Padre en su Verbo lo dijo todo. Ahora, si bien la Revelación está completa en Cristo, no está completamente explicada. La Fe va realizando el camino de la comprensión de Revelación divina a través del tiempo.


6. La respuesta del hombre es en Fe

La Revelación se contiene en una fuente común que tiene dos vertientes. Estas dos vertientes de la misma fuente son: SAGRADA ESCRITURA y TRADICIÓN. Son en estos lugares donde está contenida toda la Revelación divina (Dei Verbum, 9).

La Sagrada Escritura es el testimonio escrito de la Revelación divina contenido en una colección de libros inspirados por el Espíritu Santo, que tienen las mismas características de la Revelación. Esta palabra dicha por Dios en la Escritura se somete a estas limitaciones propias de la condición humana y tiene su plenitud cuando su propia Palabra se encarna en Jesús el Cristo. Por ello que la Sagrada Escritura es verdaderamente Palabra de Dios (Dei Verbum, 21).

Dios mismo es por la inspiración de su Espíritu el autor de la Sagrada Escritura. Dios ha inspirado a autores humanos: personas, experiencias comunitarias, para componer los libros sagrados. Esta acción la realiza tomando a la persona totalmente; con sus facultades, talentos y limitaciones, obrando en ellos su propia autoría. Así pusieron humanamente todo y sólo lo que Dios quería (Dei Verbum, 11).

El número de los libros inspirados está fijado en lo que se llama el canon; y los ha fijado la Tradición de la Iglesia (Esta lista comprende para los libros del Antiguo Testamento 46 escritos y 27 para el Nuevo Testamento, reconociéndose en ellos una unidad, donde el Nuevo está prefigurado en el Antiguo, y el Antiguo se hace manifiesto en el Nuevo. Cfr Catecismo, 101 al 133). La Sagrada Escritura se lee con la presencia del Espíritu Santo, que sostiene la lectura y nos abre a la comprensión de sus designios.

La Tradición brota de la predicación apostólica y es la transmisión viva de la Revelación llevada a cabo por el Espíritu Santo, y que es distinta de la Escritura, pero íntimamente ligada a ella. Por ello que la Tradición es una experiencia dinámica que se vive; “la Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree” (ver, además Dei Verbum, 8). La voz de Cristo resuena en su Iglesia y en la experiencia histórica de la misma, va viviendo la Fe.

La Tradición es el proceso humano de la Revelación asistido por el Espíritu, y se refiere a Jesucristo, en lo que es y su querer salvífico. Es toda la Iglesia la que realiza y vive esta transmisión, y lo hace a través del modo propio que tiene de vivir su fe: liturgia, testimonios, desarrollo de la Teología, tradiciones o costumbres venerables, todos llamados Lugares Teológicos. La Iglesia tiene la tarea permanente del discernimiento de lo que constituye, propiamente tal, la Tradición Apostólica y lo que es Tradición Eclesiástica (Es interesante mostrar que la tradición apostólica es la dada por Cristo a los apóstoles y guiada por el Espíritu Santo; mientras que la tradición eclesiástica son los modos temporales de expresar la fe, pero que pueden ser mudables. Existen criterios para distinguir la Tradición Apostólica: magisterio, antigüedad, sensus fidei, fidelidad, continuidad y renovación, profesión de fe, Sagrada Escritura).

Lutero en el siglo XVI, con el fin de destacar el valor de la Escritura y desprenderse de las estructuras eclesiásticas, se opone a la Tradición, desconociendo la presencia del Espíritu y estableciéndola como una experiencia humana. Lucero progresivamente se va oponiendo a la Tradición y va identificándola como un problema de abuso eclesiástico. Para Lutero la Iglesia no es la encargada de transmitir la Revelación, y es sólo la Escritura la única vertiente de la Revelación.

La transmisión de la Revelación se realiza a través de una unidad inseparable entre Tradición y Escritura. Ambas son un solo depósito de la Palabra de Dios (Dei Verbum, 10). De tal forma que ambas formas de expresión de la Revelación están íntimamente unidas. La transmisión de la Revelación se realiza por el ejercicio de un proceso dinámico en la comunidad eclesial. La Revelación se transmite con veracidad y con veneración. En este proceso de transmisión es muy importante el Rol del Magisterio de la Iglesia (Se entiende por “Magisterio de la Iglesia” el ministerio ordenado de los obispos en comunión con el Obispo de Roma. Son los sucesores de los apóstoles los que tienen la misión de cuidar y transmitir la doctrina recibida).

Así “el oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios, oral o escrita ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo” (Dei Verbum, 10). Son lo obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el Obispo de Roma, quienes tienen esta misión.

Enseña el Concilio Vaticano II que el Magisterio no está por encima de la Palabra de Dios “sino que su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente y de este único depósito de la Fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído” (Dei Verbum, 10). En síntesis, el Magisterio de la Iglesia frente a la Revelación tiene la misión de escuchar, custodiar y explicar la Palabra de Dios.

Esta transmisión de la Revelación y el ministerio del Magisterio demanda de la comunidad creyente una actitud de acogida y docilidad. Y esto, obviamente, que se sustenta sobre un espíritu de fe.

Documento I de Estudio para Evaluación Solemne

LA CUESTIÓN DE LA EXISTENCIA HUMANA
Y LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA FE

I. LA CUESTIÓN DEL SENTIDO

LA PÉRDIDA DEL SENTIDO

Como nunca se plantea un gran desafío para el cristianismo: manifestar las razones de su esperanza a un mundo que la ha perdido. Estamos frente a una sociedad que no tiene horizonte de sentido absoluto. Todos los horizontes son parciales, no hay un sentido omniabarcante. La vida se desarma en pedazos que no se puedan comunicar entre sí. El hombre de hoy experimenta la angustia depresiva del sin sentido, se sumerge en el ritmo de lo trivial. La vida no ofrece más posibilidades que vivirla y gozarla en la medida de lo posible. El optimismo del hombre moderno se ha frustrado (Giusanni).

Pero en el corazón humano hay unas ansias profundas de buscar lo bueno, lo verdadero y lo bello. El deseo de la verdad pertenece a la misma naturaleza del hombre (Fides et Ratio). El hombre guarda en su corazón profundas interrogantes que han movido todo el quehacer de su existencia y de su pensamiento. ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Qué hacer? La interrogante no es saciada con una explicación de “cómo”, tan propio del desarrollo científico, sino que se sacia al encontrar sentido. El hombre busca un “¿por qué?” La existencia humana y de las cosas grita por su sentido más que nunca (Fides et Ratio).

La historia del pensamiento humano ha sido el permanente ejercicio de búsqueda de respuestas: desde el mito ancestral a las ideologías se ha producido una serie de intentos. Al mirar la historia, el hombre no se ha sentido nunca satisfecho. Las ansias de absoluto son intrínsecas a su naturaleza. El hombre no se siente pleno con las verdades parciales, posee un corazón hecho para lo absoluto (Fides et Ratio)


LA PREGUNTA POR EL HOMBRE

Frente al hombre y su existencia, surge una honda pregunta: ¿Qué es el hombre? San Agustín de Hipona se preguntó: “¿Quién es este ser que soy yo?” (Confesiones). Es en torno a esta pregunta que a lo largo de la historia se han ido desarrollando diversas respuestas. Podríamos decir, que entre las principales formulaciones antropológicas tenemos:

a. Cosificación: el ser humano comprendido como un engranaje de un proceso más complejo e importante que por el individuo en sí mismo.

b. Instrumentalización: comprendido como un sujeto que puede ser manipulado en diversos sentidos de acuerdo a un conjunto social.

c. Individualista: acentuación de la individualidad comprendiéndolo como un sujeto que puede disponer de otros y las cosas desde un imperativo de su propio bienestar.

d. Creatural: El sujeto como dependiente de otro, inscrito en la dinámica de un ser superior hacia el cual se encamina. El pensamiento cristiano se inscribe en esta lógica.

Los diversos intentos por definir a la persona surgen de una concepción previa. Por ejemplo, en occidente, la clásica comprensión de Boecio de “persona”, marcó el modo de comprender al hombre durante muchos siglos (Ancio Boecio, siglo V d.C., introdujo una definición de persona: “ratioanalis natura individua substancia”. Marcó la comprensión de la persona, destacando dos aspectos: racionalidad e individualidad. Elementos que marcarían la comprensión moderna de la persona).

El ser humano es un conjunto muy complejo de elementos, por ello cada vez que se intenta restringir sólo a algunos aspectos, éste termina prisionero de un concepto que no es él. Cuando intentamos comprender al hombre es necesario descubrir las diversas dimensiones que éste posee. Así, buscando decir qué es el hombre, podemos vislumbrar cuáles son aspectos más esenciales que nunca se pueden dejar de considerar para aproximarnos a lo que verdaderamente es. En estos aspectos fundamentales son:

a. Es un ser racional.
b. Es un ser único.
c. Es biológico.
d. Es emocional.
e. Es artífice.
f. Es libre.
g. Es histórico.
h. Es social.
i. Es limitado.
j. Es trascendente.

El hombre experimenta la vida como una cuestión total. La vida es la experiencia más impactante que tiene: es posibilidad de ser, de tener, de pensar, de actuar, de decir, de prolongar, etc. Por ello que frente a la vida se experimenta todo el ser. Pero la vida ha entrado a ser cuestionada en su sentido. La razón ha llevado a preguntarnos por el sentido que la vida puede tener.

La pregunta por el sentido de la vida encierra la necesidad urgente de respuesta. En el siglo XX un movimiento filosófico, el existencialismo, encarnó la pregunta por el sentido de la existencia y del hombre. En ella se percibe la existencia como una posibilidad de conciencia de sí, característica específicamente humana, desde donde brota la posibilidad de ser en libertad. Diversas miradas fueron dando luces de respuesta al sentido de la existencia: una mirada marcada por el optimismo, otras por el pesimismo, en cuya base se encuentra la comprensión de la existencia desde un sentido creyente y el otro ateo.

La cuestión del sentido no es una pregunta superficial para el hombre, esta inquietud la lleva inscrita en lo profundo de su ser para responder a la pregunta por el quién es; necesita, a la vez, saber qué sentido tiene “ser lo que es”.

La cuestión del sentido es una pregunta por el sentido de absoluto. No es una pregunta por sentidos mediatos, sino últimos. Esta pregunta por el sentido se revela en un doble aspecto:

a. Tener Sentido: La necesidad del descubrimiento de un sentido ontológico que dé cierta coherencia racional a la vida, bajo la pena de caer en la contradicción, en la depresión óptica y el absurdo.

b. Dar Sentido: El comportamiento humano es consecuencia de su ser y su estructura. Está prefigurando en ella, de modo que el hombre debe obrar fundamentalmente de acuerdo a lo que es, de lo contrario su acción carece de sentido y frustra la posibilidad de plenitud.

Nos encontramos frente a un modo de construir la sociedad, donde la pregunta por el sentido último pertenece al ámbito de lo privado. De esta forma la cultura ofrece formas de bienestar y organización humana, pero no ofrece respuestas de sentido a la pregunta existencial de: ¿Por qué? ¿Para qué?


II. LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA FE

LA CULTURA DEL ATEÍSMO PRÁCTICO

Frente a esta complejidad depresiva por el sentido en el que se mueve la sociedad actual, la Fe aparece como una posibilidad de dar sentido, pero es una cuestión que debe estar relegada a la experiencia meramente personal.

Resulta muy interesante ver cómo el proceso sistemático de racionalización llevado a cabo por la modernidad, ha dado como resultado en el campo de la fe, un ateísmo práctico cultural que está presente en el comportamiento fáctico de las personas.
El ateísmo contemporáneo, como en la base de todas las formas de Ateísmo, está presente la comprensión del hombre desde el mismo hombre y por sí mismo. Negar a Dios es reducir totalmente la cuestión humana a una respuesta solamente humana. De esta forma la sociedad intenta comprender y resolver el fenómeno humano “ad intra hominii” (al interior del propio hombre). Esta forma de ateísmo práctico se ha constituido en un fenómeno de masa. Así, más que fruto de una cuestión racional, es producto de una civilización que se encuentra decidida a afrontar los problemas vitales, incluso la muerte, sin necesidad de recurrir a ninguna instancia suprema metaempírica o trascendente.

En este sentido, la Fe no es una respuesta a una necesidad, pues la cultura no tiene necesidad de la Fe porque no tiene necesidad de Dios. El olvido de Dios es una de las grandes características del nuevo modo cultural y social que se tiene al vivir. Esta forma de actitud cultural, no es una arrogancia, sino que surge de un convencimiento profundo de que no existe ninguna realidad salvadora por encima de los hombres y la humanidad. Por tanto el hombre es suficiente para sí.

El ateísmo actual se caracteriza por ser una crítica negativa a toda forma de religión, pues restan libertad a la libertad humana bajo el derecho de un Dios inexistente. Sólo es el hombre el único artífice del propio hombre (Esta antropología se construye sobre la reflexión progresiva del imperio de la razón que fue realizando la filosofía moderna); el hombre queda “encerrado dentro de sí mismo”, el subjetivismo es el único referente (Sartre).

Las formas del ateísmo contemporáneo, según varios autores, se manifiesta en tres grandes grupos:

a. Ateísmo Naturalista: La postura científica donde el método de la ciencia positiva no admite otra realidad que la constituida por los elementos físico-químicos y, por tanto, sujetos de experimentación y comprobación. Por ello, no hay lugar para Dios como realidad en sí misma, pues nada existe que no esté dentro del ámbito de la naturaleza. En este mismo sentido el marxismo, cuyo principio es la materia y la capacidad humana de su transformación, admite a Dios, pues este no es materia, y sólo la materia es existente. No existe la verdad especulativa, sino sólo la práctica. Afirmó Marx: “El hombre, que buscaba un súper-hombre en la realidad fantástica del cielo, encontró en él el reflejo de sí mismo; no se sentirá ya inclinado a encontrar solamente la apariencia de sí mismo, el no-hombre, allí donde lo que busca y debe buscar es su verdadera realidad”.

b. Ateísmo Antropológico: Esta forma de ateísmo brota de la comprensión del hombre y su existencia. La existencia se analiza e interpreta desde la perspectiva del hombre. Es en ella donde se despliega su total libertad, de tal forma que el absoluto es la existencia humana, la que no puede existir como tal experiencia frente a la presencia de un absoluto divino: o es Dios o es el hombre. pero no pueden existir los dos. El hombre sólo existe en la medida que se realiza y no es “nada más que su propia vida”.

c. Ateísmo Ontológico: Esta forma de ateísmo brota desde la comprensión de la realidad. Esta realidad establece al hombre concretar sus ideales. Es el hombre el que modela, a partir de sus pensamientos, el mundo. El hombre es la fuerza transformadora. Dios es una imagen antropomórfica de lo que él es verdaderamente. En él está la fuerza, es el hombre en definitiva su verdadero ser superior.


LA SITUACIÓN DE LA FE

El hombre está en esta nueva época cansado y deprimido existencialmente. Tanto afán apostando por lo absoluto de la razón lo ha hecho olvidar lo primario y fundamental: el sentido de su propia existencia. Encontró, en momentos, atisbos de paz, pero ha hallado más conflictos, guerras y divisiones, verdades corrompidas por los intereses particulares. El hombre contemporáneo se ha olvidado de la fe.

En “Diálogo de Timoteo”, Platón recuerda a los hombres de un continente feliz, la Atlántida, hombres y mujeres de razón emprendedores, pero tan autosuficientes que olvidaron a los dioses. El continente por una decisión del Olimpo desaparece. El hombre puede autodestruirse cuando olvida su condición creatural y temporal en todas las cosas. Él Génesis es manifestación bíblica de esta verdad (Gn 3).


DIFICULTADES DE LA FE EN EL DIÁLOGO CON LA RAZÓN

Este olvido de la fe no es casual. La historia de la modernidad fue relegándola como un conocimiento de lo probable, pero no de lo cierto, hasta hacerla aparecer como un elemento del pensamiento primitivo humano. La fe comenzó a pasar de un conocimiento radical y seductor de la vida a un conocimiento racionalizado y despersonalizado de Dios (Fides et Ratio, 56). La postura contraria fue producir el divorcio entre razón y fe, negándole intervención a la primera en la segunda. Estas formas de fideísmo contribuyeron a formular la fe con un lenguaje críptico desconocedor del lenguaje de los hombres. No podemos olvidar que el espíritu humano se eleva para contemplar la verdad de las dos alas que posee: la razón y la fe (Fides et Ratio).

Los planteamientos de incompatibilidad Fe-Razón llevaron a negar por parte de la razón el carácter razonable de la Fe. A tal punto es razonable la fe, que la razón por un conocimiento natural de las cosas puede llegar a formular la existencia de un ser superior. Siguiendo las enseñanzas clásicas, en este punto, para unir conviene distinguir.

Fe es un don, un regalo de Dios al cual el hombre es invitado adherir. Dios suavemente “mueve” a la persona a acoger la Fe. Por tanto, la Fe no es un producto de la razón. La Fe es producto de la Gracia que Dios mismo da para creer. Nuestra inteligencia es invitada a adherirse a la Verdad formulada por la Revelación.

Pero esta adhesión no es una cuestión que se haga sin participación de la razón. Dios no puede desconocer la razón en el proceso de la Fe, pues la razón es parte de lo que Dios mismo ha creado y que ha puesto como distintivo del ser humano. La Fe no es un salto a ciegas hacia el vacío. Es un salto ciertamente, pero que se da sobre una base de racionalidad: lo que plantea la fe no es una verdad irracional (como tantos antiguos mitos), sino que es una verdad de la Revelación, es Dios mismo. En la fe la libertad juega un rol fundamental.

El “Fides quaren intellectum” de San Anselmo de Cunterbery no es una anulación del misterio, sino un intento siempre insuficiente de comprender la esencia de la Revelación de Dios. La razón actúa adecuadamente cuando tiene algunos principios en ejercicio: el conocimiento no tiene descanso, es ilimitado, no todo es conquista personal, hay una base que es un regalo y es necesario reconocer humildemente la superioridad del misterio de Dios (Fides et Ratio, 18). Así la razón es valorizada, pero no sobrevalorada. En la razón hay una capacidad para superar sus propios límites, pero esto no quiere decir que por ello todo queda sometido a su conocimiento (Fides et Ratio, 20 y 22). Los Padres de la Iglesia y Santo Tomás de Aquino muestran que la Fe no puede temer a la razón, sino que la busca y confía en ella. La Fe supone y perfecciona la razón para elevarse al conocimiento del Creador (Fides et Ratio, 43).

La separación entre Fe y Razón ha sido nefasta (Fides et Ratio, 46). La Fe desprovista de la Razón ha subrayado el sentimiento y la experiencia dejando correr peligro a su condición de universalidad, entrando en el subjetivismo (Fides et Ratio, 48, 53 y 55).

La razón es la actividad que permite el vuelo de todos los progresos humanos, pero como hemos visto puede ser instrumento de autodestrucción. La razón es el acto de la inteligencia humana de emitir un juicio, de hacer relaciones lógicas, determinar probabilidades, calcular, hacer procesos de autoconciencia, análisis, etc. Por estos procesos el hombre se determina y dirige los rumbos de la sociedad y transforma su entorno. La razón sola, con una conciencia subjetivizada reduce todos los conceptos a sí misma. Aquí se comete el error fatal: pensar que es la única luz (Descartes). El olvido que la razón hizo de Dios, ha llevado a desintegrar sus propias construcciones porque la razón en sí, no tiene razones de esperanza absoluta. Lo contingente “per se” no puede ser “per se” respuesta de trascendencia.

Aquí brota el desafío, la urgencia que tiene el cristianismo. Mostrar al hombre un camino de salida. Entregar el mejor antidepresivo: la experiencia de encuentro con la esperanza. Nosotros los cristianos hemos hecho contacto personal con una esperanza única y transformadora del orden imperante: Cristo es el Señor.

Esta es la verdad que ha proclamado la Iglesia y que debe seguir proclamando, pero urge hacerlo con una experiencia personal, que llene de contenido cualquier discurso razonable de la Fe.

Como nunca, se nos hace necesario mostrar a Cristo, dar razones de nuestra Esperanza.

Nuestra Esperanza es razonable: no es un mito hipotético, sino que nuestra Esperanza se ha hecho carne. El concepto de esperanza que maneja la filosofía es muy variado. En general, se entiende como aquel esfuerzo por permanecer anhelante de futuro. Pero en la actualidad o en la próxima actualidad ¿Qué futuro puede esperar el hombre? El mundo se está poblando de futuros inmediatos, el futuro absoluto es una apuesta demasiado ardua y prolongada, pero sólo unos pocos están dispuestos a apostar. La razonabilidad de Nuestra Esperanza que es Cristo, nos urge a expresar la certeza de nuestra espera en categorías que permitan dialogar con el no creyente, con el ignorante de nuestra experiencia de Fe. Urge que el cristiano vaya contagiando al mundo y le hable a éste en su lenguaje acerca de la Esperanza con sentido de absoluto (Fides et Ratio, 104).

Se debe nuestra Esperanza: Cristo como ese camino que hace la praxis del descenso (kénosis). Es profundamente radical el Maestro cuando nos manifiesta que nuestro gozo está en lo que el mundo rechaza; El sufrimiento, el despojo de los bienes, el abandono radical, ¡Qué sabiduría más elocuente es la Cruz!, porque revela un orden distinto, un camino de descendimiento para ascender (1 Co 1, 20.28). El hombre no logra comprender o hacer totalmente razonable el misterio de la cruz. No logra comprender cómo la muerte puede ser fuente de vida y amor. La razón no puede vaciar el misterio de amor que representa la cruz. Cuando la razón acude con formulaciones a priori, llena de prejuicios no puede comprender, se vuelve locura, escándalo. La sabiduría de la cruz supera todos los límites de la cultura y del raciocinio. “La relación entre Fe y filosofía encuentra en la predicación de Cristo crucificado y resucitado el escollo contra el cual puede naufragar, pero por encima del cual puede desembocar en el océano sin límites de la verdad. Aquí se evidencia la frontera entre la razón y la fe, pero se aclara también el espacio en el cual pueden encontrarse” (Fides et Ratio, 23).

El hombre sigue en búsqueda aunque pareciera que se ha cansado. El corazón está inquieto por la verdad y no hallará descanso hasta encontrarla. Esta búsqueda requiere de un encuentro existencial serio y razonable. La cultura esotérica emergente es una respuesta inmediata y temporal que cansará nuevamente el corazón del hombre. Es urgente para el cristianismo mostrar al “Ecce Homo”, al verdadero hombre que se entiende desde la cruz, porque su lenguaje es el de la donación sin límites, de la entrega sin reservas; en definitiva la verdad se encuentra en el amor, porque Dios es amor.

“Que venga la esperanza que es Cristo, que pase por aquí, y que las escarchas del abandono de Dios se larguen. Que vuele otra vez el colibrí, que se hinchen en el soplo del Espíritu, las velas, que ruja el motor porque sin esperanza ¿a dónde, qué sentido tiene el amor?”

“Nuestra vida es Cristo”, como nunca esta frase está llamada a ser testimonio de verdad. La caridad exige la casa de la razón, para que contra toda esperanza el hombre espere el sentido final, el único capaz de orientar la marcha de los hombres. La vida tiene sentido cuando se contempla el horizonte definitivo. En medio del dolor y la persecución cuántos entregaron su vida con valentía, heroísmo y sencillez a lo largo de la historia. Sólo nuestro corazón balbucea un no sé qué. La razón puede hacer que este balbuceo del corazón amante pueda ser comprendido por el mundo no creyente, seduciéndola precisamente en lo que siempre ha buscado, sentido de lo absoluto, de lo bueno, lo verdadero y lo bello.